Son sueños…

Mientras sigo preparando el temario TAI que quiero ir subiendo, os dejo un poco de sueños recurrentes. Estas ventanas a nuestro subconsciente tan desconcertantes como reveladoras…

Había una vez un chico llamado Miguel, que trabajaba diligentemente en la ferretería de su familia. Un día, mientras organizaba tornillos y clavos, su teléfono sonó con la voz familiar de su padre al otro lado. «Miguel, necesito tu ayuda en el mercadillo», dijo su padre con urgencia.

Sin dudarlo, Miguel cerró la tienda y se dirigió al bullicioso mercadillo donde su padre estaba montando un colorido puesto de herramientas. Pero al llegar, encontró que su camino estaba bloqueado por una multitud. Al acercarse, notó que un ladrón estaba intentando robar a un tendero vecino.

Con valentía y astucia, Miguel distrajo al ladrón, permitiendo que el tendero recuperara sus pertenencias. Agradecido, el tendero le ofreció a Miguel una caja de pasteles cuánticos, unos dulces muy especiales que, según decían, tenían el poder de hacer saltar a quien los comiera de dimensión en dimensión con cada bocado.

Miguel, incrédulo pero curioso, aceptó el regalo. Al probar el primer pastel, se encontró de repente en una dimensión donde todo era de cristal, brillante y frágil. Con cada nuevo bocado, saltaba a una realidad diferente: una donde la música coloreaba el aire, otra donde las palabras flotaban como globos…

Así, Miguel vivió incontables aventuras, aprendiendo y descubriendo maravillas en cada dimensión. Y aunque sabía que no podía quedarse en ningún lugar para siempre, cada mordida le enseñaba algo nuevo sobre la vida, el valor y la magia de lo inesperado.

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