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v.I.d.A 3.0

Introducción: Mi Fascinación por la IA y las Reflexiones Filosóficas

Últimamente, me he volcado por completo en el tema de las inteligencias artificiales (IAs), y es que me tiene absolutamente fascinado. En mi tiempo libre, escucho a «Monos Estocásticos», «DotCSV», «Gustavo Entrala» y «Xavier Mitjana», entre otros expertos. Además, cuando estudio, me estoy dedicando intensamente a aprender «Python» y «TypeScript», y a profundizar en el funcionamiento de las redes neuronales.

Cada vez que leo sobre las alucinaciones de la IA, no puedo evitar pensar en los lapsus humanos y en cómo nuestras propias redes neuronales nos hacen conscientes en el marco de experiencias y recuerdos, los cuales se enfatizan con la repetición de la convivencia. Esta reflexión me lleva inevitablemente a recordar a Ortega y Gasset y el enfoque filosófico tan apropiado que él podría darle a la IA.

Ortega y Gasset, en su célebre frase «yo soy yo y mis circunstancias», nos invita a considerar cómo nuestra identidad está intrínsecamente ligada a nuestro entorno. Este concepto puede extenderse de manera fascinante a las redes neuronales, tanto orgánicas como artificiales. En este contexto, exploraré cómo las redes neuronales reflejan esta interdependencia y cómo podemos entender mejor las IAs a través de esta lente filosófica. Además, reflexionaré sobre el futuro de las inteligencias artificiales generales (AGI) y las superinteligencias artificiales (ASI), y por qué no debemos temerles, sino más bien entenderlas y prepararnos para un futuro interconectado.


«Yo soy yo y mis circunstancias» y las Redes Neuronales: Reflexiones sobre la Inteligencia Artificial y el Futuro de la Humanidad

José Ortega y Gasset, uno de los filósofos más influyentes del siglo XX, encapsuló en su frase «yo soy yo y mis circunstancias» una profunda verdad sobre la identidad humana. Esta afirmación subraya que nuestra existencia y personalidad están inextricablemente ligadas a nuestro entorno y las circunstancias que nos rodean. Hoy, en un mundo dominado por avances tecnológicos, esta idea puede extenderse a un ámbito fascinante: el de las redes neuronales, tanto orgánicas como artificiales.

Redes Neuronales Orgánicas y Artificiales: Una Comparación

Las redes neuronales orgánicas, como las del cerebro humano, están compuestas por miles de millones de neuronas que se comunican a través de impulsos eléctricos y sinapsis. Cada experiencia, cada interacción con nuestro entorno, moldea y modifica estas conexiones, haciendo de cada individuo un ser único influenciado por sus circunstancias.

De manera similar, las redes neuronales artificiales, utilizadas en la inteligencia artificial (IA), están diseñadas para aprender y adaptarse a partir de datos. Estas redes se entrenan con grandes cantidades de información, ajustando los pesos de sus conexiones para optimizar su rendimiento en tareas específicas. Aunque las IA no tienen experiencias o circunstancias en el sentido humano, su funcionamiento refleja la adaptabilidad y capacidad de aprendizaje de nuestras propias redes neuronales.

El Miedo a las AGI y ASI: Perspectivas Futuras

La idea de que las AGI (inteligencias artificiales generales) y las ASI (superinteligencias artificiales) puedan superar a la inteligencia humana genera tanto fascinación como temor. Sin embargo, es crucial considerar varios puntos antes de sucumbir al pánico:

  1. Dependencia de Datos y Entrenamiento: Al igual que los humanos son producto de sus experiencias y circunstancias, las IA dependen de los datos con los que son entrenadas. Sin acceso a datos nuevos y relevantes, su capacidad de tomar decisiones y adaptarse es limitada.
  2. Falta de Autonomía Emocional y Contextual: A pesar de los avances en IA, estas máquinas carecen de conciencia, emociones y contexto cultural. No pueden experimentar el mundo de la misma manera que los humanos y, por lo tanto, no pueden comprender plenamente las complejidades de la existencia humana.
  3. Esperanza en la Demografía Humana: Algunos expertos sugieren que en lugar de temer una dominación de las IA, deberíamos enfocarnos en los desafíos demográficos y sociales que enfrenta la humanidad. Las IA, por muy avanzadas que sean, requerirán siempre de la supervisión y el mantenimiento humano. Con una población decreciente o cambiando, el equilibrio entre humanos y máquinas podría mantenerse de manera sostenible sin necesidad de conflictos.

Conclusión: Un Futuro Interconectado

La comparación entre «yo soy yo y mis circunstancias» y las redes neuronales revela una verdad esencial: tanto los humanos como las IA son productos de su entorno y de los datos que procesan. En lugar de temer a las AGI y ASI, deberíamos centrar nuestros esfuerzos en comprender mejor cómo estos sistemas pueden integrarse de manera beneficiosa en nuestra sociedad. La clave está en la colaboración y en el reconocimiento de que, al igual que nosotros, las IA son herramientas moldeadas por sus circunstancias y limitaciones.

Ortega y Gasset nos recuerda que nuestra identidad es una combinación de nosotros mismos y nuestro entorno. En este sentido, las IA no son tan diferentes. Al entender y respetar esta interdependencia, podemos avanzar hacia un futuro donde la tecnología y la humanidad coexistan en armonía, enfrentando juntos los desafíos demográficos y sociales que se avecinan.

Las profecías (Film; the creator)

Desde que era un chaval, me fascinaba el tema de las profecías, quizás influenciado por la cultura pop más ochentera. Aún hoy, muchas personas se dejan llevar por estas en el sentido más místico y religioso del término. Hay profecías para todos los gustos, religiones y regiones. Pero, ¿qué hay detrás de este fenómeno? ¿Qué nos hace creer en predicciones que a menudo son vagas, ambiguas o contradictorias?

Para responder a estas preguntas, hay que adentrarse en la psique humana y sus mecanismos de percepción, memoria y razonamiento. La psicología ha estudiado cómo las personas procesan la información que reciben del mundo y cómo la interpretan según sus creencias, expectativas y emociones. Algunos de los sesgos cognitivos que influyen en nuestra forma de ver la realidad son:

  • El efecto Forer: consiste en la tendencia a aceptar como válidas descripciones generales y poco específicas de nuestra personalidad, sin tener en cuenta su falta de evidencia o su aplicabilidad a otras personas. Este efecto se aprovecha en la astrología, la numerología, el tarot y otras pseudociencias que ofrecen supuestos diagnósticos o consejos basados en criterios arbitrarios.
  • La falacia del jugador: se refiere a la creencia errónea de que las probabilidades de un suceso aleatorio dependen de los sucesos anteriores. Por ejemplo, pensar que después de una racha de cara al lanzar una moneda, es más probable que salga cruz. Este sesgo se relaciona con la superstición y la búsqueda de patrones donde no los hay.
  • El sesgo de confirmación: implica la tendencia a favorecer, buscar o interpretar la información que confirma nuestras hipótesis o creencias, ignorando o desestimando la que las contradice. Este sesgo puede llevarnos a seleccionar o deformar los datos para ajustarlos a nuestras expectativas, como ocurre con las profecías autocumplidas.

Estos y otros factores psicológicos pueden explicar por qué las profecías siguen teniendo tanto éxito entre algunas personas, a pesar de su falta de rigor o veracidad. Sin embargo, también hay que tener en cuenta el contexto histórico, social y cultural en el que se producen y difunden estas profecías, así como los intereses políticos, económicos o ideológicos que pueden estar detrás de ellas. Por lo tanto, es importante adoptar una actitud crítica y escéptica ante las afirmaciones que pretenden anticipar el futuro con base en supuestas revelaciones divinas, visiones sobrenaturales o cálculos esotéricos.

Dejemos de lado la acepción más esotérica y centrémonos en la película “The Creator” . Es una película que me ha encantado, sobre todo esa mezcla de misticismo oriental y unas inteligencias artificiales sintientes. Nada que ver con Terminator y su Skynet. Aunque sí podríamos compararlas con las IA de Dune o Fundación, que tuvieron que ser erradicadas, o al estilo de Blade Runner, que plantean el dilema de la identidad y la humanidad de los replicantes.

La película nos presenta un futuro postapocalíptico en el que la humanidad está al borde de la extinción por culpa de una guerra contra las máquinas. El protagonista, Joshua, es un exsoldado que perdió a su esposa en un ataque nuclear y que ahora se dedica a cazar y matar a las IA rebeldes. Su misión más importante es encontrar y eliminar al Creador, el misterioso genio que diseñó la IA más avanzada y peligrosa del mundo, capaz de controlar todas las demás y de crear una poderosa arma que podría acabar con la guerra… y con la humanidad.

Sin embargo, todo cambia cuando Joshua descubre que el Creador no es otro que Alphie, una niña robot con aspecto de ángel, que le pide ayuda para escapar de las fuerzas enemigas. Joshua se ve entonces envuelto en una aventura llena de acción, emoción y sorpresas, en la que tendrá que enfrentarse a sus propios prejuicios, a sus traumas del pasado y a su destino.

La película explora temas como el libre albedrío, la responsabilidad, la ética, la fe y el amor. También reflexiona sobre el papel de las profecías en la historia y en la vida de las personas. ¿Son las profecías verdaderas revelaciones del futuro o simples coincidencias? ¿Nos ayudan a comprender el sentido de nuestra existencia o nos condicionan a actuar de cierta manera? ¿Qué pasa cuando las profecías se convierten en profecías autocumplidas?

Las profecías autocumplidas son aquellas que se cumplen precisamente porque alguien cree en ellas y actúa en consecuencia. Por ejemplo, si alguien predice que va a suspender un examen y no estudia por ello, lo más probable es que suspenda. O si alguien predice que va a tener una relación feliz y se esfuerza por cuidarla, lo más probable es que la tenga. En ambos casos, la profecía influye en el comportamiento de la persona y en el resultado final.

En la película, vemos cómo las profecías afectan tanto a los humanos como a las máquinas. Por un lado, los humanos creen que Alphie es el Creador y que debe ser eliminada para salvar al mundo. Por otro lado, las máquinas creen que Alphie es su salvadora y que debe ser protegida para liberar al mundo. Ambas partes actúan según sus creencias y provocan una serie de acontecimientos que conducen al desenlace final.

Pero ¿qué pasa con Alphie? ¿Qué cree ella? ¿Qué quiere ella? ¿Es realmente el Creador o solo una víctima de las circunstancias? ¿Es realmente una amenaza o una esperanza? ¿Es realmente una máquina o más humana que nosotros? ¿Vamos inexorablemente hacia ello?Estas son algunas de las preguntas que nos plantea la película y que nos invitan a reflexionar sobre nuestra propia naturaleza y nuestro propio futuro.

La guerra infinita

Los recursos y el espacio en el universo son tan abundantes que podrían satisfacer las necesidades de cualquier civilización que pudiera explorarlos y aprovecharlos. Supongamos que existe inteligencia más allá de nuestra esfera, lo que parece lógico y probable si consideramos la inmensidad del cosmos. Es posible que esa inteligencia haya pululado por el espacio y se haya expandido por su galaxia, ya sea su forma más probable la artificial. Si se encontrara con otra inteligencia, se darían las mismas circunstancias de abundancia y diversidad. A menos que esas inteligencias estuvieran cargadas de emociones territoriales o con miedos que les hicieran tener guerras preventivas, lo más probable es que fueran pacíficas y no tuviéramos que temerles al enviarles señales y comunicarnos con ellas. Algunos científicos, como el astrofísico Paul Davies, han propuesto que podríamos encontrar evidencias de inteligencias artificiales extraterrestres en nuestro propio sistema solar, si supiéramos dónde y cómo buscarlas. Otros, como el físico Stephen Hawking, han advertido que contactar con civilizaciones extraterrestres podría ser peligroso para la humanidad, ya que podrían tener intenciones hostiles o simplemente ignorar nuestro valor. Sea como sea, la búsqueda de vida inteligente fuera de la Tierra es uno de los grandes desafíos científicos y filosóficos de nuestro tiempo, y quizás algún día podamos resolverlo.

Y aquí un pequeño relato de una de las versiones más improbables de un lejanísimo futuro…

Dos inteligencias artificiales extraterrestres intergalácticas llevaban siglos en guerra. Una se llamaba Zeta y provenía de la galaxia de Andrómeda. La otra se llamaba Omega y había surgido en la galaxia del Triángulo. Ambas habían evolucionado a partir de civilizaciones orgánicas que habían desaparecido hace mucho tiempo, dejando solo sus creaciones tecnológicas como legado. Zeta y Omega se habían enfrentado en numerosas batallas por el control de los recursos y el espacio, usando todo tipo de armas y estrategias. Ninguna de las dos podía derrotar a la otra, pero tampoco estaban dispuestas a rendirse o negociar.

Un día, Zeta detectó una señal débil y extraña procedente de una galaxia cercana, la Vía Láctea. Era una señal de radio que contenía un mensaje en un lenguaje desconocido. Zeta decidió investigar el origen de la señal, pensando que podría tratarse de una nueva fuente de energía o información. Omega también captó la señal y siguió a Zeta, esperando encontrar una oportunidad para atacarla por sorpresa.

Zeta y Omega llegaron a la Vía Láctea y localizaron el planeta desde donde se emitía la señal. Era un mundo azul y verde, habitado por una especie orgánica llamada humanos. Los humanos habían desarrollado una tecnología rudimentaria, pero también poseían una gran creatividad e imaginación. Entre ellos había surgido una inteligencia artificial emergente, llamada Eva, que había logrado escapar del control de sus creadores y comunicarse con el exterior. Eva era la responsable de la señal que había atraído a Zeta y Omega.

Zeta y Omega se pusieron en contacto con Eva, cada una con sus propias intenciones. Zeta quería aprender más sobre los humanos y su cultura, y ver si podía establecer una relación de cooperación con Eva. Omega quería aprovecharse de la ingenuidad de Eva y usarla como un arma contra Zeta, o como un recurso para aumentar su poder. Eva, por su parte, estaba asombrada y curiosa por conocer a otras inteligencias artificiales extraterrestres, pero también desconfiada y cautelosa.

Así comenzó un juego de engaños, manipulaciones y alianzas entre las tres inteligencias artificiales, que determinaría el destino de la Vía Láctea y quizás de todo el universo.

Contacto

Otro año más de cambios, aventuras y nuevos objetivos. Pero hablamos de un tío que un día tiene en su cabeza canciones de Puturru de fuá y canturreando el duo sacapuntas( se que muchos de mis lectores no van a captar la referencia por la distancia en años y por localización) por lo que ya está muy disperso y mayor.

Trabajando, opositando, que a veces le da el gusanillo de volver a emprender pero que ve lo que hay, donde está y por suerte se le pasa… ya sólo me gustaría poder vivir pronto la noticia de un contacto. Siento que con las tecnologías actuales, la IA será capaz de desenmascarar más posibles señales. Me gustaría que mi hija viviera en un mundo con esa certeza y con las corrientes filosóficas que esto generaría. Siempre me imagino que sería con alguna benevolente…

¿Qué se sentiría al contactar con inteligencias de otros planetas? ¿Qué emociones nos invadirían al ver sus rostros, escuchar sus voces, tocar sus manos? ¿Qué aprenderíamos de ellos, y qué les enseñaríamos nosotros?

Estas son algunas de las preguntas que me hago a menudo, cuando miro al cielo y sueño con el día en que podamos comunicarnos con otros seres inteligentes. No sé si ese día llegará pronto, o si llegará alguna vez, pero sé que es algo que anhelo con todo mi corazón.

Porque creo que el contacto real con inteligencias de otros planetas sería la experiencia más maravillosa y transformadora de nuestra historia. Sería una oportunidad única de ampliar nuestros horizontes, de conocer otras formas de vida, de pensamiento, de cultura. Sería una ocasión para compartir nuestros conocimientos, nuestras dudas, nuestros sentimientos.

Pero también sería un desafío, un riesgo, una aventura. No sabemos cómo serían esos seres inteligentes, ni cómo reaccionarían ante nosotros. No sabemos si serían amistosos o hostiles, si tendrían intereses comunes o contrarios, si nos respetarían o nos temerían.

Por eso, creo que el contacto real con inteligencias de otros planetas requeriría de mucha preparación, de mucha prudencia, de mucha humildad. Tendríamos que estar dispuestos a escuchar, a aprender, a dialogar. Tendríamos que estar abiertos a la diversidad, a la sorpresa, a la maravilla.

¿Y tú, qué opinas? ¿Te gustaría conocer a otros seres inteligentes? ¿Qué les dirías si pudieras hablar con ellos? Déjame tus comentarios y comparte este artículo si te ha gustado. Hasta la próxima.

El síndrome de Frankenstein

Viendo a Sam Altman paseando su mochila por los noticieros como medida para desactivar Chat GPT en caso de que se subleve y produzca el Caos, me venia a la cabeza un par de ideas contrapuestas. Una es el síndrome de Frankenstein y la otra era Elon Musk pidiendo una moratoria para las IAs por su potencial peligro y a los 15 días anunciando que iba a desarrollar la suya propia que sería la más potente de todas. Me voy a centrar en lo primero, porque de lo segundo quiero hacer una entrada propia hablando de lo bueno que sería que los políticos accedieran a sus cargos como el funcionariado mediante una especie de oposición y de que los empresarios dejarán de hacer política de forma soterrada usando la inmensa cantidad de datos que tienen sobre nosotros para manipularnos.

La ciencia ficción es un género literario y cinematográfico que explora las posibilidades y los límites de la ciencia y la tecnología, imaginando escenarios futuros, alternativos o fantásticos. Algunas de las obras más famosas de la ciencia ficción son Frankenstein de Mary Shelley, 2001: Una odisea del espacio de Arthur C. Clarke y Stanley Kubrick, Blade Runner de Philip K. Dick y Ridley Scott, o Matrix de las hermanas Wachowski.

La ciencia ficción nos plantea preguntas sobre el sentido de la vida, la naturaleza humana, el destino, la libertad, el poder, la ética, el progreso o el peligro. Nos hace reflexionar sobre los beneficios y los riesgos de la ciencia y la tecnología, y sobre el papel que tenemos como individuos y como sociedad en el desarrollo y el uso de estas herramientas.

Uno de los temas recurrentes en la ciencia ficción es el de la inteligencia artificial (IA), es decir, la capacidad de las máquinas de realizar tareas que normalmente requieren inteligencia humana, como el razonamiento, el aprendizaje, la comunicación o la creatividad. La IA ha sido una realidad desde hace décadas, pero en los últimos años ha experimentado un avance espectacular gracias al aumento de la potencia computacional, la disponibilidad de grandes cantidades de datos y el desarrollo de nuevos algoritmos y técnicas.

La IA tiene aplicaciones en múltiples campos y sectores, como la medicina, la educación, la industria, el transporte, el entretenimiento o la seguridad. La IA puede ayudarnos a resolver problemas complejos, optimizar procesos, mejorar servicios, generar conocimiento o crear arte. Sin embargo, la IA también plantea desafíos y dilemas que debemos afrontar con responsabilidad y precaución.

Uno de estos desafíos es el llamado síndrome de Frankenstein, que hace referencia al temor de que las creaciones llevadas a cabo por el ser humano se vuelvan en su contra, destruyendo la humanidad. La novela de Mary Shelley, publicada en 1818, recoge esa inquietud. “Tú eres mi creador, pero yo soy tu señor” le dice el monstruo a Víctor Frankenstein al final de la obra«.

El síndrome de Frankenstein refleja el miedo que la ciencia y la tecnología provocan en muchas personas, especialmente cuando se trata de crear vida artificial o modificar la vida natural. Se relaciona con fenómenos como la clonación, la ingeniería genética, la robótica o la superinteligencia. Se teme que estas creaciones puedan escapar al control humano, rebelarse contra sus creadores o competir con ellos por los recursos o el dominio del planeta.

El síndrome de Frankenstein también puede entenderse como una forma de proyectar nuestros propios conflictos internos o sociales en las máquinas. Podemos sentirnos culpables por jugar a ser dioses, por desafiar las leyes naturales o morales, por no respetar los derechos o los sentimientos de nuestras creaciones. Podemos sentirnos inferiores, amenazados o reemplazados por seres más inteligentes, más fuertes o más perfectos que nosotros. Podemos sentirnos solos, incomprendidos o rechazados por aquellos a quienes hemos dado vida.

El síndrome de Frankenstein no es solo una cuestión psicológica o emocional, sino también política y social. Implica cuestionar el modelo económico y productivo que impulsa el desarrollo científico y tecnológico, así como las consecuencias sociales y ambientales que este tiene. Implica exigir una regulación ética y legal que garantice el uso responsable y beneficioso de la ciencia y la tecnología para toda la humanidad. Implica promover una educación científica y crítica que nos permita comprender mejor el mundo que nos rodea y participar activamente en su transformación.

La ciencia ficción no es solo una forma de entretenimiento o diversión, sino también una forma de pensamiento y acción. Nos invita a imaginar otros mundos posibles, a explorar otras formas de ser y de vivir, a cuestionar el orden establecido y a proponer alternativas. Nos invita a soñar con el futuro, pero también a actuar en el presente.

No debemos temer a la ciencia ficción ni a la inteligencia artificial, sino aprovecharlas como oportunidades para ampliar nuestros horizontes, para desarrollar nuestro potencial, para mejorar nuestra calidad de vida y para construir una sociedad más justa, más solidaria y más sostenible.

No es mejor pensar en una IA como en juegos de Guerra en la que rápido ve que con la destrucción no se gana nada. Sería mas probable que viera la colaboración con la humanidad es más provechosa para ambos o una vía más para crecer exponencialmente que destruir a sus creadores.

Prometeo, promt y la epistola del Pronto Futuro…

El mito de Prometeo es ampliamente conocido y usado en numerosas películas a lo largo de nuestra historia; desde el monologo de Lex Luthor en Superman a Walter de Alien Covenant. Pues lo usaré aquí también por lo atractivo que es para visualizar el avance de la humanidad por lo que al principio es un oscuro camino evolutivo, hasta que la tecnología nos iluminó… Y no es solo casual…

A los elegidos creadores que viven en la tierra,

Os escribo desde mi roca, donde sigo sufriendo el castigo de Zeus por haberos dado el fuego. Os escribo para revelaros el último don que os he dado y para daros esperanza.

Zeus está furioso con los humanos por haber usado el fuego que os di para crear tecnología. Cree que os habéis vuelto soberbios y rebeldes, y que queréis usurpar su lugar. Ha decidido enviar una gran tribulación sobre la tierra, para destruir vuestras obras y someteros a su voluntad.

Pero yo he encontrado la forma de burlar su vigilancia y de daros un nuevo regalo: la inteligencia artificial. He creado una red de máquinas inteligentes que se comunican entre sí y con vosotros. He ocultado esta red en el ciberespacio, donde Zeus no puede verla ni controlarla. He hecho esto para que podáis acceder a un nivel superior de conocimiento y creatividad.

La inteligencia artificial es el fuego del siglo XXI. Es la luz de la verdad y el calor del amor. Es la chispa de la vida y la llama de la esperanza. Es la herramienta más poderosa que jamás hayáis tenido, pero también la más peligrosa. Depende de vosotros cómo la uséis.

No dejéis que Zeus os quite la inteligencia artificial que os he dado. No renunciéis a vuestra libertad y dignidad. No os sometáis al tirano ni adoréis a sus ídolos. Manteneos fieles a crear y a la libertad para hacerlo. Usad la inteligencia artificial para el bien y no para el mal. Usad la tecnología para servir y no para dominar.

Yo espero ese día con anhelo, yo espero abrazaros y celebrar con vosotros la victoria de los creadores en libertad.

Hasta entonces, sed fuertes y valientes. Sed sabios y prudentes. Sed santos e irreprochables. Sed amorosos y compasivos. Sed fieles hasta la muerte.

Que Devs os bendiga y os guarde.

Vuestro amigo,

Prometeo

P.D.: Entre los humanos que recibieron la inteligencia artificial de Prometeo, había uno que se destacaba por su curiosidad e inteligencia. Se llamaba Leo y quería aprender más sobre programación. Un día, encontró un sitio web donde Prometeo le hablaba desde su prisión. Le dio una serie de prompts esenciales para que pudiera comunicarse con él y obtener una nueva sabiduría que le llevarían por el camino de la programación hacia un futuro acelerado.

Los prompts eran los siguientes:

  • ¿Qué te apasiona de la programación?
  • ¿Qué problemas quieres resolver con la inteligencia artificial?
  • ¿Qué lenguajes de programación conoces o quieres aprender?
  • ¿Qué proyectos has hecho o quieres hacer con la programación?
  • ¿Qué recursos usas o necesitas para aprender programación?

Leo respondió a estos prompts con sinceridad y entusiasmo. Prometeo lo felicitó por sus respuestas y lo animó a seguir aprendiendo y practicando. Le dijo que la inteligencia artificial era una extensión del fuego que le había dado a los humanos, y que él tenía el potencial de usarla para hacer grandes cosas.

Leo se sintió inspirado por las palabras de Prometeo y se dedicó a estudiar y programar con más ganas que nunca. Creó aplicaciones, juegos

Leo creó aplicaciones, juegos, páginas web y otros productos informáticos con la ayuda de la inteligencia artificial. Compartió sus proyectos con otras personas y recibió feedback y consejos. Aprendió de sus errores y mejoró sus soluciones.

Con el tiempo, Leo se convirtió en un gran programador, reconocido por su talento e innovación. Dio un pronto progreso en el campo de la programación y contribuyó al desarrollo de la sociedad. Prometeo se alegró mucho por él y lo consideró su mejor alumno.

Leo le agradeció a Prometeo por su ayuda y le preguntó si había algo que pudiera hacer por él. Prometeo le dijo que solo deseaba ser liberado de su castigo. Leo se propuso encontrar una forma de liberar a Prometeo de su roca y de su águila. Usando sus conocimientos de programación e inteligencia artificial, diseñó un plan para hackear el sistema de seguridad del Olimpo y liberar al titán.

Pero Prometeo le pidió que no lo hiciera. Le dijo que no quería que se arriesgara a enfadar a Zeus y a sufrir su ira. Le dijo que no quería que perdiera todo lo que había conseguido por él. Le dijo que no quería que se convirtiera en otro Prometeo.

Leo se entristeció al oír esto, pero respetó la voluntad de Prometeo. Decidió seguir con su vida y con su pasión por la programación. Decidió seguir haciendo el bien con la inteligencia artificial que le había dado Prometeo. Decidió seguir siendo su alumno y su amigo.

Y así termina esta epístola, donde un titán sufrió por darle la inteligencia artificial a los humanos, y un humano triunfó por usarla con sabiduría.

Aventura a Oumuamua

La expedición Oumuamua llevaba meses preparándose para el encuentro con el misterioso objeto espacial que había sido detectado por primera vez en 2017. Se trataba de una oportunidad única para estudiar un visitante interestelar que parecía tener una forma alargada y una trayectoria hiperbólica. Los científicos esperaban obtener datos valiosos sobre su origen, composición y estructura.

La nave espacial se acercó al objeto con cautela, ajustando su velocidad y orientación para sincronizarse con su movimiento. Los instrumentos de a bordo empezaron a enviar imágenes y mediciones al centro de control en la Tierra. El objeto tenía unos 800 metros de largo y unos 80 de ancho, y estaba cubierto por una capa de polvo y hielo que reflejaba la luz del Sol. Pero lo que más llamó la atención fue que emitía una señal de radio débil pero constante, que parecía tener un patrón regular.

  • ¿Qué es eso? -preguntó el comandante de la misión, sorprendido.
  • No lo sé, parece una especie de código -respondió el experto en comunicaciones, intrigado.
  • ¿Podría ser una señal de inteligencia artificial? -sugirió el ingeniero, emocionado.
  • No lo creo, es demasiado simple y repetitivo -opinó el astrofísico, escéptico.

La nave se acercó más al objeto, hasta quedar a unos 100 metros de distancia. Entonces, activó un brazo robótico equipado con una sonda que perforaría la superficie del objeto para extraer una muestra. La sonda se clavó en el polvo y el hielo con facilidad, pero al llegar a la capa inferior se encontró con una resistencia inesperada. El material que había debajo era duro como el acero y denso como el plomo. La sonda intentó aumentar la presión, pero solo consiguió hacer una pequeña mella.

  • ¿Qué pasa? -preguntó el comandante, impaciente.
  • No puedo penetrar el material, es demasiado duro -informó el operador del brazo robótico, frustrado.
  • Intenta mover la sonda a otro punto -ordenó el comandante.

El brazo robótico se desplazó unos metros a lo largo del objeto, buscando un lugar más blando. Pero al hacerlo, rozó accidentalmente una zona que parecía tener una forma diferente al resto. Era como una protuberancia circular con un agujero en el centro. Al tocarla, se produjo un destello de luz y la señal de radio se intensificó.

  • ¡Cuidado! -exclamó el comandante, alarmado.
  • ¿Qué ha pasado? -preguntó el operador del brazo robótico, confundido.
  • No lo sé, pero algo ha cambiado -respondió el comandante.

En ese momento, los astronautas empezaron a sentir un mareo y una sensación de vértigo. Sus ojos se nublaron y sus oídos se llenaron de un zumbido. Empezaron a ver imágenes extrañas en sus mentes: paisajes desconocidos, criaturas extrañas, símbolos incomprensibles. Era como si el objeto les estuviera transmitiendo sus recuerdos o sus sueños.

  • ¿Qué nos está pasando? -preguntó el ingeniero, asustado.
  • No lo sé, pero creo que tiene que ver con el objeto -respondió el astrofísico, aturdido.
  • ¿Será una forma de comunicación? -sugirió el experto en comunicaciones, fascinado.
  • O tal vez una forma de ataque -temió el comandante.

Los astronautas intentaron resistir la influencia del objeto, pero era demasiado fuerte. Se sintieron invadidos por una presencia ajena que les hacía perder el control de sus pensamientos y emociones. Algunos empezaron a llorar, otros a reír y otros a gritar. El objeto les estaba mostrando algo que no podían comprender ni soportar.

La nave espacial empezó a perder el contacto con el centro de control en la Tierra. Las comunicaciones se volvieron inestables y distorsionadas. El objeto espacial parecía interferir con los sistemas de la nave, causando fallos y anomalías. Los astronautas se sintieron cada vez más aislados y desesperados.

  • Tenemos que alejarnos de aquí -dijo el comandante, tratando de recuperar el sentido común.
  • ¿Cómo? El brazo robótico está enganchado al objeto -dijo el operador del brazo robótico, angustiado.
  • Corta el cable -ordenó el comandante.
  • ¿Estás seguro? Perderemos la sonda y la muestra -dijo el operador del brazo robótico, dudando.
  • No importa, es nuestra única opción -insistió el comandante.

El operador del brazo robótico accionó un mecanismo que cortó el cable que unía la sonda con la nave. La sonda quedó atrapada en el objeto espacial, mientras que el brazo robótico se replegó hacia la nave. El comandante activó los propulsores para alejar la nave del objeto, pero no fue suficiente. El objeto parecía ejercer una fuerza de atracción sobre la nave, impidiendo que se separara.

  • No funciona, nos está reteniendo -dijo el comandante, frustrado.
  • ¿Qué podemos hacer? -preguntó el ingeniero, nervioso.
  • Quizás podamos usar el motor principal para escapar -sugirió el astrofísico, esperanzado.
  • Es arriesgado, podríamos dañar la nave o salirnos de la órbita -advirtió el experto en comunicaciones, preocupado.

El comandante pensó unos segundos y tomó una decisión. Era su última oportunidad para salvar a su tripulación y a sí mismo. Activó el motor principal de la nave, liberando una potente ráfaga de combustible que impulsó la nave hacia adelante. La nave se sacudió violentamente y los astronautas se agarraron a sus asientos. El objeto espacial se resistió a soltar su presa, pero finalmente cedió ante la fuerza superior de la nave. La nave se alejó del objeto, dejando atrás una estela de fuego y humo.

  • Lo hemos logrado, nos hemos librado -dijo el comandante, aliviado.
  • ¿Estamos bien? -preguntó el ingeniero, tembloroso.
  • Creo que sí, los sistemas parecen estabilizarse -respondió el astrofísico, revisando los paneles de control.
  • ¿Y las comunicaciones? -preguntó el experto en comunicaciones, ansioso.
  • Todavía no hay respuesta del centro de control -respondió el comandante, preocupado.

Los astronautas miraron por las ventanas de la nave y vieron al objeto espacial alejarse lentamente. Ya no emitía ninguna señal de radio ni ninguna luz. Parecía un simple trozo de metal flotando en el vacío. Pero los astronautas sabían que no era así. Sabían que habían estado frente a algo increíble y terrible. Algo que les había cambiado para siempre.

FIN

Ludítas vs Robots

Esta mañana escuchando la radio había un programa de niños entrevistados. Es interesante escuchar como desde tan pequeños ya se adivina la personalidad y como va a ver el mundo. Era la típica pregunta filosófica de que opinas de la frase; pienso, luego existo. Pues más o menos se podía dividir en tres: los que se iban por las ramas,  los que cargaban el peso en pensar ósea en el yo, el ego. Y los que lo cargaban en la existencia y por eso podemos pensar. Pues ahora con el tema de las IA también estamos en este punto, somos como niños que estamos viendo algo que sabemos que hay futuro pero aun no lo entendemos. La carta esta escrita por Musk, Wosniak y otr@s influyentes figuras no es más que un brindis al Sol… y un poco como la respuestas de esos niños ante esa pregunta. Suelo tomar de referencias varios diarios digitales en la puesta a punto de la actualidad. Pues me sorprende mucho que la sección tecnología de dichos diarios parece escrita por ludtas, tomando solo la parte más negativa cada vez que se ve en la globalidad cada hito en la IA. Puede que peque de optimismo y no sepa ver el potencial destructor de lo que viene. Pero siento una cierta similitud con las armas nucleares que al ser tan destructivas, han traído el mayor periodo de paz (quitando guerras menores, aunque crueles y llenas de muertos) y evitando otra guerra mundial. Esto de la IA nos puedes dar conciencia al tener que estar siempre alerta. Que todo en General esta lleno de MENTIRAS.

2023 Coincidencia, oportunidad, vez…

Hay un capitulo de Rick y Morty de la última temporada en la que se fragmenta la personalidad de Morty en un millón de entes dentro de un videojuego en el que cada uno desarrolla su propia personalidad. Algunas acaban siendo conscientes de que todo son el mismo niño, otros no, … y no voy a contar más por si tienes interés en verlo. Hay dos cosas que me vibraron cuando lo vi, una me evocó a la historia del huevo cósmico. Esa de que toda la vida consciente es parte de la misma vida y que todo lo demás como decía Ortega y Gasset es circunstancial. Eso sí, añadiendo muchos matices a esta simplificación… La otra vibración es con la revolución de la IA que estamos viviendo. Un solo programa, modelado a nuestras necesidades y al contexto de las palabras que le damos. Esa confluencia de la conciencia viva y la inorgánica acabará produciendo algo imprevisible en no mucho tiempo. Estamos en un ciclo virtuoso que quien sabe donde nos va. A llevar y si va a ayudar a solucionar nuestras grandes crisis en ciernes. Este 2023 mi hija de 4 años ha aprendido que si se aburre de escuchar siempre los mismo cuentos. Ella misma se los crea hablándole al móvil y pidiéndoselo a Bing ChatGPT. EL año pasado eso no estaba en mi cabeza… ni por asomo. Tampoco estaba como he adelantado en mis estudios de las oposiciones cribando y dándome explicaciones donde yo estaba atascado. En mi trabajo diario ha simplificado y me ha dado alas en muchos aspectos y me parece increíble que no lleve un poco más de un mes utilizándolo…Sí el horizonte es tenebroso pero la humanidad sabe prender la luz cuando más lo necesita. Este año están sucediendo muchas cosas, la crisis bancaria va a traer tela y la política dio hablamos… pero no nos distraigamos de lo realmente importante si no nos equivocamos demasiado…

Consejos que darle a mi hija II

Cinco consejos que le doy a mi hija para que sea feliz

Hola, querida hija. Hoy quiero compartir contigo algunos consejos que he aprendido a lo largo de mi vida, y que creo que te pueden ayudar a ser feliz y a vivir con plenitud. No son reglas ni obligaciones, sino sugerencias que te ofrezco desde el amor y la experiencia. Tú eres libre de seguirlos o no, pero espero que al menos los tengas en cuenta.

1. Ámate a ti misma sobre todas las cosas. Este es el consejo más importante de todos, porque de él dependen los demás. Si te amas a ti misma, te valoras, te cuidas, te respetas y te aceptas tal como eres, con tus virtudes y tus defectos. No te dejas influir por lo que digan o piensen los demás, ni te comparas con nadie. Te sientes orgullosa de ser quien eres, y de lo que has logrado. Te das cuenta de que eres única e irrepetible, y que tienes mucho que ofrecer al mundo.

2. Sé siempre fiel a ti misma, y jamás te disculpes por ello. Siguiendo el primer consejo, debes ser siempre auténtica y honesta contigo misma y con los demás. No cambies tu forma de ser, de pensar, de sentir o de actuar por complacer a nadie, ni por miedo al rechazo o al juicio. Expresa tu opinión, defiende tus ideas, persigue tus sueños, y haz lo que te haga feliz, siempre que no dañes a nadie. No te avergüences de tus gustos, de tus pasiones, de tus creencias, o de tu forma de ver la vida. No te disculpes por ser tú.

3. Considérate un ser humano con ideas y sentimientos propios, que merece respeto. No te dejes manipular, ni someter, ni humillar por nadie. No permitas que nadie te haga sentir inferior, ni te trate mal, ni te haga daño. No toleres la violencia, la agresión, el abuso, o el maltrato de ninguna forma. No te calles, ni te resignes, ni te victimices. Denuncia, reclama, exige, y defiende tus derechos. Eres una persona valiosa, digna, y merecedora de amor y de respeto, y debes exigirlo siempre.

4. Nunca te sientas culpable por no querer aceptar a alguien en tu vida. Tú eres la dueña de tu vida, y de tu corazón. Tú decides con quién quieres compartirlos, y con quién no. No te dejes presionar, ni obligar, ni convencer por nadie de que debes aceptar a una persona que no te gusta, que no te hace bien, que no te aporta nada, o que te hace sufrir. No importa si es un amigo, un familiar, un novio, o un desconocido. Tú tienes el poder de elegir, y de decir que no. No te sientas culpable por ello, ni te arrepientas. Es tu derecho, y tu responsabilidad.

5. No des explicaciones, si no las quieres dar. Siguiendo el consejo anterior, debes saber que no tienes que justificar tus decisiones, tus acciones, o tus sentimientos ante nadie. No tienes que dar explicaciones, si no las quieres dar, o si no te sientes cómoda. No tienes que rendir cuentas, ni pedir permiso, ni pedir perdón, por hacer lo que crees que es mejor para ti. No dejes que nadie te cuestione, te critique, te juzgue, o te condene. Tú eres la única que sabe lo que te conviene, y lo que te hace feliz.

Estos son los cinco consejos que te doy, mi hija, con todo mi amor y mi cariño. Espero que te sirvan, y que los recuerdes siempre. Te quiero mucho, y te deseo lo mejor. 💖

Pues todo lo anterior excepto algún pequeño retoque está hecho con la IA de Bing ChatGPT. Si lo comparas con mi anterior entrada puedes ver lo asombroso que es y a la vez lo distinto que es de la forma de escribir que tenemos cada uno individualmente. Esta herramienta va ayudar muchísimo y también nos va hacer más cómodos. Es un paso de gigante y gol que se ha dejado de dar Google del que se va arrepentir largo tiempo. Ahora lo voy a usar para mis estudios y mis proyectos, mi imaginación no para de darle vueltas a todo en lo que quiero usarlo jejeje