Introducción: Mi Fascinación por la IA y las Reflexiones Filosóficas
Últimamente, me he volcado por completo en el tema de las inteligencias artificiales (IAs), y es que me tiene absolutamente fascinado. En mi tiempo libre, escucho a «Monos Estocásticos», «DotCSV», «Gustavo Entrala» y «Xavier Mitjana», entre otros expertos. Además, cuando estudio, me estoy dedicando intensamente a aprender «Python» y «TypeScript», y a profundizar en el funcionamiento de las redes neuronales.
Cada vez que leo sobre las alucinaciones de la IA, no puedo evitar pensar en los lapsus humanos y en cómo nuestras propias redes neuronales nos hacen conscientes en el marco de experiencias y recuerdos, los cuales se enfatizan con la repetición de la convivencia. Esta reflexión me lleva inevitablemente a recordar a Ortega y Gasset y el enfoque filosófico tan apropiado que él podría darle a la IA.
Ortega y Gasset, en su célebre frase «yo soy yo y mis circunstancias», nos invita a considerar cómo nuestra identidad está intrínsecamente ligada a nuestro entorno. Este concepto puede extenderse de manera fascinante a las redes neuronales, tanto orgánicas como artificiales. En este contexto, exploraré cómo las redes neuronales reflejan esta interdependencia y cómo podemos entender mejor las IAs a través de esta lente filosófica. Además, reflexionaré sobre el futuro de las inteligencias artificiales generales (AGI) y las superinteligencias artificiales (ASI), y por qué no debemos temerles, sino más bien entenderlas y prepararnos para un futuro interconectado.
«Yo soy yo y mis circunstancias» y las Redes Neuronales: Reflexiones sobre la Inteligencia Artificial y el Futuro de la Humanidad
José Ortega y Gasset, uno de los filósofos más influyentes del siglo XX, encapsuló en su frase «yo soy yo y mis circunstancias» una profunda verdad sobre la identidad humana. Esta afirmación subraya que nuestra existencia y personalidad están inextricablemente ligadas a nuestro entorno y las circunstancias que nos rodean. Hoy, en un mundo dominado por avances tecnológicos, esta idea puede extenderse a un ámbito fascinante: el de las redes neuronales, tanto orgánicas como artificiales.
Redes Neuronales Orgánicas y Artificiales: Una Comparación
Las redes neuronales orgánicas, como las del cerebro humano, están compuestas por miles de millones de neuronas que se comunican a través de impulsos eléctricos y sinapsis. Cada experiencia, cada interacción con nuestro entorno, moldea y modifica estas conexiones, haciendo de cada individuo un ser único influenciado por sus circunstancias.
De manera similar, las redes neuronales artificiales, utilizadas en la inteligencia artificial (IA), están diseñadas para aprender y adaptarse a partir de datos. Estas redes se entrenan con grandes cantidades de información, ajustando los pesos de sus conexiones para optimizar su rendimiento en tareas específicas. Aunque las IA no tienen experiencias o circunstancias en el sentido humano, su funcionamiento refleja la adaptabilidad y capacidad de aprendizaje de nuestras propias redes neuronales.
El Miedo a las AGI y ASI: Perspectivas Futuras
La idea de que las AGI (inteligencias artificiales generales) y las ASI (superinteligencias artificiales) puedan superar a la inteligencia humana genera tanto fascinación como temor. Sin embargo, es crucial considerar varios puntos antes de sucumbir al pánico:
- Dependencia de Datos y Entrenamiento: Al igual que los humanos son producto de sus experiencias y circunstancias, las IA dependen de los datos con los que son entrenadas. Sin acceso a datos nuevos y relevantes, su capacidad de tomar decisiones y adaptarse es limitada.
- Falta de Autonomía Emocional y Contextual: A pesar de los avances en IA, estas máquinas carecen de conciencia, emociones y contexto cultural. No pueden experimentar el mundo de la misma manera que los humanos y, por lo tanto, no pueden comprender plenamente las complejidades de la existencia humana.
- Esperanza en la Demografía Humana: Algunos expertos sugieren que en lugar de temer una dominación de las IA, deberíamos enfocarnos en los desafíos demográficos y sociales que enfrenta la humanidad. Las IA, por muy avanzadas que sean, requerirán siempre de la supervisión y el mantenimiento humano. Con una población decreciente o cambiando, el equilibrio entre humanos y máquinas podría mantenerse de manera sostenible sin necesidad de conflictos.
Conclusión: Un Futuro Interconectado
La comparación entre «yo soy yo y mis circunstancias» y las redes neuronales revela una verdad esencial: tanto los humanos como las IA son productos de su entorno y de los datos que procesan. En lugar de temer a las AGI y ASI, deberíamos centrar nuestros esfuerzos en comprender mejor cómo estos sistemas pueden integrarse de manera beneficiosa en nuestra sociedad. La clave está en la colaboración y en el reconocimiento de que, al igual que nosotros, las IA son herramientas moldeadas por sus circunstancias y limitaciones.
Ortega y Gasset nos recuerda que nuestra identidad es una combinación de nosotros mismos y nuestro entorno. En este sentido, las IA no son tan diferentes. Al entender y respetar esta interdependencia, podemos avanzar hacia un futuro donde la tecnología y la humanidad coexistan en armonía, enfrentando juntos los desafíos demográficos y sociales que se avecinan.