Desde que era un chaval, me fascinaba el tema de las profecías, quizás influenciado por la cultura pop más ochentera. Aún hoy, muchas personas se dejan llevar por estas en el sentido más místico y religioso del término. Hay profecías para todos los gustos, religiones y regiones. Pero, ¿qué hay detrás de este fenómeno? ¿Qué nos hace creer en predicciones que a menudo son vagas, ambiguas o contradictorias?
Para responder a estas preguntas, hay que adentrarse en la psique humana y sus mecanismos de percepción, memoria y razonamiento. La psicología ha estudiado cómo las personas procesan la información que reciben del mundo y cómo la interpretan según sus creencias, expectativas y emociones. Algunos de los sesgos cognitivos que influyen en nuestra forma de ver la realidad son:
- El efecto Forer: consiste en la tendencia a aceptar como válidas descripciones generales y poco específicas de nuestra personalidad, sin tener en cuenta su falta de evidencia o su aplicabilidad a otras personas. Este efecto se aprovecha en la astrología, la numerología, el tarot y otras pseudociencias que ofrecen supuestos diagnósticos o consejos basados en criterios arbitrarios.
- La falacia del jugador: se refiere a la creencia errónea de que las probabilidades de un suceso aleatorio dependen de los sucesos anteriores. Por ejemplo, pensar que después de una racha de cara al lanzar una moneda, es más probable que salga cruz. Este sesgo se relaciona con la superstición y la búsqueda de patrones donde no los hay.
- El sesgo de confirmación: implica la tendencia a favorecer, buscar o interpretar la información que confirma nuestras hipótesis o creencias, ignorando o desestimando la que las contradice. Este sesgo puede llevarnos a seleccionar o deformar los datos para ajustarlos a nuestras expectativas, como ocurre con las profecías autocumplidas.
Estos y otros factores psicológicos pueden explicar por qué las profecías siguen teniendo tanto éxito entre algunas personas, a pesar de su falta de rigor o veracidad. Sin embargo, también hay que tener en cuenta el contexto histórico, social y cultural en el que se producen y difunden estas profecías, así como los intereses políticos, económicos o ideológicos que pueden estar detrás de ellas. Por lo tanto, es importante adoptar una actitud crítica y escéptica ante las afirmaciones que pretenden anticipar el futuro con base en supuestas revelaciones divinas, visiones sobrenaturales o cálculos esotéricos.
Dejemos de lado la acepción más esotérica y centrémonos en la película “The Creator” . Es una película que me ha encantado, sobre todo esa mezcla de misticismo oriental y unas inteligencias artificiales sintientes. Nada que ver con Terminator y su Skynet. Aunque sí podríamos compararlas con las IA de Dune o Fundación, que tuvieron que ser erradicadas, o al estilo de Blade Runner, que plantean el dilema de la identidad y la humanidad de los replicantes.
La película nos presenta un futuro postapocalíptico en el que la humanidad está al borde de la extinción por culpa de una guerra contra las máquinas. El protagonista, Joshua, es un exsoldado que perdió a su esposa en un ataque nuclear y que ahora se dedica a cazar y matar a las IA rebeldes. Su misión más importante es encontrar y eliminar al Creador, el misterioso genio que diseñó la IA más avanzada y peligrosa del mundo, capaz de controlar todas las demás y de crear una poderosa arma que podría acabar con la guerra… y con la humanidad.
Sin embargo, todo cambia cuando Joshua descubre que el Creador no es otro que Alphie, una niña robot con aspecto de ángel, que le pide ayuda para escapar de las fuerzas enemigas. Joshua se ve entonces envuelto en una aventura llena de acción, emoción y sorpresas, en la que tendrá que enfrentarse a sus propios prejuicios, a sus traumas del pasado y a su destino.
La película explora temas como el libre albedrío, la responsabilidad, la ética, la fe y el amor. También reflexiona sobre el papel de las profecías en la historia y en la vida de las personas. ¿Son las profecías verdaderas revelaciones del futuro o simples coincidencias? ¿Nos ayudan a comprender el sentido de nuestra existencia o nos condicionan a actuar de cierta manera? ¿Qué pasa cuando las profecías se convierten en profecías autocumplidas?
Las profecías autocumplidas son aquellas que se cumplen precisamente porque alguien cree en ellas y actúa en consecuencia. Por ejemplo, si alguien predice que va a suspender un examen y no estudia por ello, lo más probable es que suspenda. O si alguien predice que va a tener una relación feliz y se esfuerza por cuidarla, lo más probable es que la tenga. En ambos casos, la profecía influye en el comportamiento de la persona y en el resultado final.
En la película, vemos cómo las profecías afectan tanto a los humanos como a las máquinas. Por un lado, los humanos creen que Alphie es el Creador y que debe ser eliminada para salvar al mundo. Por otro lado, las máquinas creen que Alphie es su salvadora y que debe ser protegida para liberar al mundo. Ambas partes actúan según sus creencias y provocan una serie de acontecimientos que conducen al desenlace final.
Pero ¿qué pasa con Alphie? ¿Qué cree ella? ¿Qué quiere ella? ¿Es realmente el Creador o solo una víctima de las circunstancias? ¿Es realmente una amenaza o una esperanza? ¿Es realmente una máquina o más humana que nosotros? ¿Vamos inexorablemente hacia ello?Estas son algunas de las preguntas que nos plantea la película y que nos invitan a reflexionar sobre nuestra propia naturaleza y nuestro propio futuro.