Mi fuerte influencia del ciberpunk y de la obra de Carl Sagan siempre me lleva a pensamientos recurrentes en los largos paseos con mi perro. Este infinito universo en el que hay más estrellas que granos de arena sobre la faz de la tierra. En el que los sistemas y galaxias dentro de sus cúmulos estelares siguen procesos rítmicos y constantes. Y en el que la aparente imperfección del universo, ha llevado a la creación de primero las estrellas y a partir de ahí, del colapso de esas gigantes a todo lo demás. Al principio todo el movimiento era a escala inmensurable e incalculable para nuestra mente. Pero una vez que surgió la vida, todo empezó a devenir a escala más pequeña, medible y observable por esas mismas criaturas. Hasta que no se demuestre lo contrario el ser Humano es la única criatura con la conciencia que se dio ese mismo universo para ser apreciado. Hasta aquí la ciencia conocida y la metafísica, pero llegamos a este presente, en el que en un mundo hiperconectado, en el que la creación de información crece exponencialmente a niveles nunca imaginados hasta hace bien poco. Tenemos a las puertas la llegada de la IA, con la que reproduciremos en seres físicos o incluso exclusivamente virtualmente esa conciencia que poseemos los seres inteligentes. Hay corrientes que nos dicen que este universo puede ser como una representación virtual de otra realidad. Científicos ya han descartado esta idea en principio por la cantidad de datos necesarios en si generados para algo tan inconmensurable. La realidad es la que es, con sus elementos principales que la constituye. Lo que no quiere decir que no existan otras dimensiones superpuestas o conectadas a otros universos. Pero ahora bien con la creación de esa inteligencia artificial… ¿Estaremos hackeando al universo? O ¿Sólo somos la herramienta de este para crear dentro de nuestro microcosmos otros microcosmos al estilo de una matrioska rusa? Un universo que cada vez crece más aceleradamente, no necesitará de la vida para que la información crezca con mayor velocidad. Si sólo somos la herramienta de un gigantesco ordenador cuántico, que ha tomado conciencia de sí mismo y somos productores de inteligencias artificiales inorgánicas como en un principio hizo el cosmos al producir la inteligencia orgánica. Lo cual no quiere decir que nosotros no produzcamos también con el tiempo inteligencia artificial orgánica. Es algo que ahora mismo nos supera y no podemos saber ni en qué punto estamos y si llegaremos a un estadio más lejos. O si seremos reemplazados por nuestra creación, o si el objetivo era empezar a hacer actualizaciones en la naturaleza del ser humano y de la vida de una manera más eficiente y somos esa herramienta necesaria. Cuantos ¿Porqué? nos queda por saber…